Dilemas morales
La última hora de Jack Bauer marcó un capítulo de importantes decisiones, más que de acción pura y dura.
Hubo preguntas sin respuesta en este final de temporada. Para que nadie se engañe. En 24 (Fox, lunes a las 22) no hay finales felices, los "buenos" pueden morir, los "malos" pueden zafar, y todo lo que parecía cantado cambia de un instante al otro. Así es que, después de pasar tantos capítulos esperando por la salvación de Jack Bauer (Kiefer Sutherland), el agente antiterrorista infectado por un arma bacteriológica, el televidente apenas se quedará con la esperanza de que el tratamiento con células madre de su propia hija, Kim, dé resultado.
Cierto es que, en el esquema de acción en tiempo real que fue la gran innovación de esta serie, ver al protagonista curado no hubiera sido posible. Ni creíble. Pero quizá lo más jugoso del episodio fue todo lo que ocurrió antes. Incluido el momento de tensión extrema entre Bauer y Walker (Annie Wersching), la agente del FBI con quien compartió este día. La gran discusión entre ambos había sido de métodos. De hecho, la temporada empezó con Bauer enjuiciado precisamente por su poco apego a la legalidad a la hora de arrancar información vital. Y con Walker sacándolo del estrado para pedirle ayuda frente a la amenaza de atentados en cadena.
Una vez que se supo que Tony Almeida (Carlos Bernard) había jugado sólo para su propia venganza personal, y atrapado el cerebro de la gran conspiración que ya atraviesa varias temporadas, le tocó a Walker decidir qué hacer con ese hombre rodeado de poder e impunidad. ¿Entregarlo de inmediato para que todo quedara en la nada? ¿O arrancarle información sobre sus cómplices al estilo Bauer? "Trata de tomar decisiones con las que puedas vivir", aconseja el moribundo. Ella entrará por la fuerza a la celda, y un fundido a negro impedirá saber qué decidió.
Otra que tuvo que resolver tremendo dilema en minutos fue la presidenta de los Estados Unidos (Cherry Jones): mandó a juicio a su propia hija y flamante jefa de Gabinete, por ordenar el asesinato de su peor enemigo. Era la familia o la Constitución. Y alguien tenía que apegarse a la Ley.
Fuente: Clarin.com
La última hora de Jack Bauer marcó un capítulo de importantes decisiones, más que de acción pura y dura.
Hubo preguntas sin respuesta en este final de temporada. Para que nadie se engañe. En 24 (Fox, lunes a las 22) no hay finales felices, los "buenos" pueden morir, los "malos" pueden zafar, y todo lo que parecía cantado cambia de un instante al otro. Así es que, después de pasar tantos capítulos esperando por la salvación de Jack Bauer (Kiefer Sutherland), el agente antiterrorista infectado por un arma bacteriológica, el televidente apenas se quedará con la esperanza de que el tratamiento con células madre de su propia hija, Kim, dé resultado.
Cierto es que, en el esquema de acción en tiempo real que fue la gran innovación de esta serie, ver al protagonista curado no hubiera sido posible. Ni creíble. Pero quizá lo más jugoso del episodio fue todo lo que ocurrió antes. Incluido el momento de tensión extrema entre Bauer y Walker (Annie Wersching), la agente del FBI con quien compartió este día. La gran discusión entre ambos había sido de métodos. De hecho, la temporada empezó con Bauer enjuiciado precisamente por su poco apego a la legalidad a la hora de arrancar información vital. Y con Walker sacándolo del estrado para pedirle ayuda frente a la amenaza de atentados en cadena.
Una vez que se supo que Tony Almeida (Carlos Bernard) había jugado sólo para su propia venganza personal, y atrapado el cerebro de la gran conspiración que ya atraviesa varias temporadas, le tocó a Walker decidir qué hacer con ese hombre rodeado de poder e impunidad. ¿Entregarlo de inmediato para que todo quedara en la nada? ¿O arrancarle información sobre sus cómplices al estilo Bauer? "Trata de tomar decisiones con las que puedas vivir", aconseja el moribundo. Ella entrará por la fuerza a la celda, y un fundido a negro impedirá saber qué decidió.
Otra que tuvo que resolver tremendo dilema en minutos fue la presidenta de los Estados Unidos (Cherry Jones): mandó a juicio a su propia hija y flamante jefa de Gabinete, por ordenar el asesinato de su peor enemigo. Era la familia o la Constitución. Y alguien tenía que apegarse a la Ley.
Fuente: Clarin.com
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