

El año pasado trajo las primeras pruebas de una nueva vida para la serie, que había caído en una declinación tras una carrera de tramas extravagantemente ineptas que habían sido inventadas, aparentemente, luego de que los productores se afligieran por las críticas en cuanto a que la serie presentaba brutales interrogatorios y se enfocaba insistentemente en el tema de los terroristas musulmanes. Los fanáticos rehuyeron de líneas argumentales incomprensiblemente elaboradas acerca de conspiradores chinos y rusos, sin mencionar esa acerca de un asistente del presidente estadounidense, que en realidad, era un asesino psicótico.
La última temporada llevó inteligentemente a 24 hacia un giro con sus guiones y personajes bien pulidos. Ofreció a un Jack Bauer más bien contemplativo, que daba cuenta de sus cargas espirituales, además de las cosas oscuras y secretas que él y sus colegas habían hecho durante su trabajo en CTU. Pero un Bauer, sin embargo, dispuesto como siempre a soportar cualquier peso y apretar cualquier válvula de escape necesaria para extraer información de un enemigo conspirador. Esta nueva temporada, la octava, presenta a un Jack Bauer evidentemente recuperado de sus crisis espirituales. El primer episodio lo muestra en Nueva York, contento junto a su nieta en un sofá, satisfecho por haber acabado con toda, o al menos así parece, conexión con el trabajo antiterrorista. Ahora disfruta ir al zoológico, ver dibujos animados con su nieta, y sueña con volver a Los Ángeles para vivir cerca de su hija. Pero estos felices planes para una nueva vida familiar, en el corto plazo, serán arruinados. El deber llama.
Un desastre inminente amenaza a Nueva York, la nueva locación de 24, un lugar de autos chillando, bloques de departamentos mediocres y galpones en decadencia. Excepto por la ostentosa presencia del edificio de las Naciones Unidas, el cual figura en medio de la amenaza, y una visión de los rascacielos, no hay muchas cosas distintivas de Nueva York en estos fondos, pero eso no tiene mucha importancia. Salvo por una rara y fabulosa persecución, la mayoría del drama, del cual hay harto, sucede en lugares cerrados; la elegante oficina de la presidenta norteamericana, los pasillos de las Naciones Unidas, o una casa en la abatida zona de Queens.


Fuente: The Wall Street Journal
Muchas gracias por la traducción a Sebasfunk
0 comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios son importantes, deja el tuyo !!