Un interesante artículo que describe el excelente regreso de 24 a las pantallas. Este artículo fue escrito por Dorothy Rabinowitz de The Wall Street Journal. Si alguien tuvo dudas sobre la resurrección de 24, con esa antigua capacidad de inducir un rabioso apetito por el próximo episodio, las primeras 4 horas de la nueva temporada en Fox deberían disiparlas. Después del "Leer Mas" todo lo que necesitas saber de esta nueva temporada.
El año pasado trajo las primeras pruebas de una nueva vida para la serie, que había caído en una declinación tras una carrera de tramas extravagantemente ineptas que habían sido inventadas, aparentemente, luego de que los productores se afligieran por las críticas en cuanto a que la serie presentaba brutales interrogatorios y se enfocaba insistentemente en el tema de los terroristas musulmanes. Los fanáticos rehuyeron de líneas argumentales incomprensiblemente elaboradas acerca de conspiradores chinos y rusos, sin mencionar esa acerca de un asistente del presidente estadounidense, que en realidad, era un asesino psicótico.
La última temporada llevó inteligentemente a 24 hacia un giro con sus guiones y personajes bien pulidos. Ofreció a un Jack Bauer más bien contemplativo, que daba cuenta de sus cargas espirituales, además de las cosas oscuras y secretas que él y sus colegas habían hecho durante su trabajo en CTU. Pero un Bauer, sin embargo, dispuesto como siempre a soportar cualquier peso y apretar cualquier válvula de escape necesaria para extraer información de un enemigo conspirador. Esta nueva temporada, la octava, presenta a un Jack Bauer evidentemente recuperado de sus crisis espirituales. El primer episodio lo muestra en Nueva York, contento junto a su nieta en un sofá, satisfecho por haber acabado con toda, o al menos así parece, conexión con el trabajo antiterrorista. Ahora disfruta ir al zoológico, ver dibujos animados con su nieta, y sueña con volver a Los Ángeles para vivir cerca de su hija. Pero estos felices planes para una nueva vida familiar, en el corto plazo, serán arruinados. El deber llama.
Un desastre inminente amenaza a Nueva York, la nueva locación de 24, un lugar de autos chillando, bloques de departamentos mediocres y galpones en decadencia. Excepto por la ostentosa presencia del edificio de las Naciones Unidas, el cual figura en medio de la amenaza, y una visión de los rascacielos, no hay muchas cosas distintivas de Nueva York en estos fondos, pero eso no tiene mucha importancia. Salvo por una rara y fabulosa persecución, la mayoría del drama, del cual hay harto, sucede en lugares cerrados; la elegante oficina de la presidenta norteamericana, los pasillos de las Naciones Unidas, o una casa en la abatida zona de Queens.
La crisis en la que se ve involucrado Jack concierne al presidente de un país del Medio oriente, quien se encuentra en el lugar para discutir las capacidades nucleares de su país y hacer una especie de inventario de las mismas. De hecho, la presidenta, Allison Taylor (Cherry Jones), lo identifica como el presidente de una República Islámica. Mahmoud Ahmadinejad es claramente la figura que podría aparecer en las mentes de los espectadores, hasta que resulta obvio que este presidente alto, atractivo y devoto de la paz y la humanidad obviamente se transforma en alguien más. La presidenta Taylor rápidamente se impregna de la devoción de este líder, Omar Hassan (Anil Kapoor). Los guionistas de 24 son parciales al momento de presentar este paradigma soñado del idealismo, así como para apuntar que el noble presidente de la República Islámica está listo para olvidarse del poder nuclear de su país; listo, más bien, para dar todo por los intereses de la humanidad y la paz, incluyendo su vida.
Es así como a Jack Bauer -en complicidad con una Chloe (Mary Lynn Rajskub) que vuelve a estar en forma- se le asigna la misión de acabar con los asesinos que buscan eliminar a este héroe. Una historia vieja desarrollada con todo el poder meticulosamente trazado e irresistible del suspenso.
Fuente: The Wall Street Journal
Muchas gracias por la traducción a Sebasfunk
El año pasado trajo las primeras pruebas de una nueva vida para la serie, que había caído en una declinación tras una carrera de tramas extravagantemente ineptas que habían sido inventadas, aparentemente, luego de que los productores se afligieran por las críticas en cuanto a que la serie presentaba brutales interrogatorios y se enfocaba insistentemente en el tema de los terroristas musulmanes. Los fanáticos rehuyeron de líneas argumentales incomprensiblemente elaboradas acerca de conspiradores chinos y rusos, sin mencionar esa acerca de un asistente del presidente estadounidense, que en realidad, era un asesino psicótico.
La última temporada llevó inteligentemente a 24 hacia un giro con sus guiones y personajes bien pulidos. Ofreció a un Jack Bauer más bien contemplativo, que daba cuenta de sus cargas espirituales, además de las cosas oscuras y secretas que él y sus colegas habían hecho durante su trabajo en CTU. Pero un Bauer, sin embargo, dispuesto como siempre a soportar cualquier peso y apretar cualquier válvula de escape necesaria para extraer información de un enemigo conspirador. Esta nueva temporada, la octava, presenta a un Jack Bauer evidentemente recuperado de sus crisis espirituales. El primer episodio lo muestra en Nueva York, contento junto a su nieta en un sofá, satisfecho por haber acabado con toda, o al menos así parece, conexión con el trabajo antiterrorista. Ahora disfruta ir al zoológico, ver dibujos animados con su nieta, y sueña con volver a Los Ángeles para vivir cerca de su hija. Pero estos felices planes para una nueva vida familiar, en el corto plazo, serán arruinados. El deber llama.
Un desastre inminente amenaza a Nueva York, la nueva locación de 24, un lugar de autos chillando, bloques de departamentos mediocres y galpones en decadencia. Excepto por la ostentosa presencia del edificio de las Naciones Unidas, el cual figura en medio de la amenaza, y una visión de los rascacielos, no hay muchas cosas distintivas de Nueva York en estos fondos, pero eso no tiene mucha importancia. Salvo por una rara y fabulosa persecución, la mayoría del drama, del cual hay harto, sucede en lugares cerrados; la elegante oficina de la presidenta norteamericana, los pasillos de las Naciones Unidas, o una casa en la abatida zona de Queens.
La crisis en la que se ve involucrado Jack concierne al presidente de un país del Medio oriente, quien se encuentra en el lugar para discutir las capacidades nucleares de su país y hacer una especie de inventario de las mismas. De hecho, la presidenta, Allison Taylor (Cherry Jones), lo identifica como el presidente de una República Islámica. Mahmoud Ahmadinejad es claramente la figura que podría aparecer en las mentes de los espectadores, hasta que resulta obvio que este presidente alto, atractivo y devoto de la paz y la humanidad obviamente se transforma en alguien más. La presidenta Taylor rápidamente se impregna de la devoción de este líder, Omar Hassan (Anil Kapoor). Los guionistas de 24 son parciales al momento de presentar este paradigma soñado del idealismo, así como para apuntar que el noble presidente de la República Islámica está listo para olvidarse del poder nuclear de su país; listo, más bien, para dar todo por los intereses de la humanidad y la paz, incluyendo su vida.
Es así como a Jack Bauer -en complicidad con una Chloe (Mary Lynn Rajskub) que vuelve a estar en forma- se le asigna la misión de acabar con los asesinos que buscan eliminar a este héroe. Una historia vieja desarrollada con todo el poder meticulosamente trazado e irresistible del suspenso.
Fuente: The Wall Street Journal
Muchas gracias por la traducción a Sebasfunk
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