Advertencia: Esta entrada contiene información del Final de la Serie 24. Si no has visto los dos capitulos finales de la Temporada 8, mejor abstente de leer esta entrada.
Fox anunció que 24 no iba más, y la noticia nos puso los pelos de punta. ¿Mataran a Bauer? ¿Habrá película? ¿Hacia dónde se dirige la última temporada? Ahora ya lo sabemos, tal como lo anunciaron sus creadores: "Bauer explorará un lugar en el que nunca ha estado antes", lo llevaron ahí y el resultado no fue nada menos que sólido.
Las dos horas que sirvieron para acabar con este significativo ciclo televisivo, con suerte nos dejaba respirar a ratos. Presidentes corruptos elucubrando infinidad de fechorías, la presidenta presionada por ese "bien mayor" que al parecer nunca conseguiría, la ira de Jack detonada por su pasión hacia Renee, la complejidad de la amistad para Chloe cumpliendo con su trabajo, y suma y sigue. Todos lo vimos, un vaiven de situaciones explosivas en una caja rodeada de C-4, lista para hacer explotar la mente de los seguidores.
Jack aguantó todo. Fue jefe, fue subordinado, fue amigo, resagado y desestimado. Fue amante, fue la muerte, fue lo opuesto a "jugar según el manual". Bauer torturó y fue torturado, fue criticado por eso, se lo culpó incluso en nuestra realidad de inspirar a cadetes en el ejercicio de sus métodos. Generó debate político y la exposición para hacer una nueva forma de televisión, una que sucedía minuto a minuto -con un reloj que acosaba-, o de manera simultánea -con una pantalla que se dividía-. 24 y Jack Bauer se transformaron en un concepto, el que a quedado arraigado en nuestras memorias, y espero nunca se olvide. Y, bueno, si comenzamos a olvidar, aún nos queda la posibilidad de volver a revisitarlo en nuestros DVDs. Pero existió, existe y existirá ( ya que aún tenemos la posibilidad de "bauerizar" algunos amigos).
Una vez más, el rostro de Jack Bauer que se deja ver en una pantalla gigante de CTU Nueva York se desvanece entre pixeles. Corte directo a un reloj que marca 3 segundos, que marchan, en irrevocable cuenta regresiva, para llegar a cero y al corte directo a negro.
Esto se acabó, damas y caballeros. No quería ver el despunte de un espectáculo pirotécnico, si no el fin de un gran drama televisivo y, amén, que así terminó. 24 ha bajado el telón en la pantalla chica y sólo pudo hacerlo de manera épica.
Sebasfunk
Team 24
Fox anunció que 24 no iba más, y la noticia nos puso los pelos de punta. ¿Mataran a Bauer? ¿Habrá película? ¿Hacia dónde se dirige la última temporada? Ahora ya lo sabemos, tal como lo anunciaron sus creadores: "Bauer explorará un lugar en el que nunca ha estado antes", lo llevaron ahí y el resultado no fue nada menos que sólido.
Las dos horas que sirvieron para acabar con este significativo ciclo televisivo, con suerte nos dejaba respirar a ratos. Presidentes corruptos elucubrando infinidad de fechorías, la presidenta presionada por ese "bien mayor" que al parecer nunca conseguiría, la ira de Jack detonada por su pasión hacia Renee, la complejidad de la amistad para Chloe cumpliendo con su trabajo, y suma y sigue. Todos lo vimos, un vaiven de situaciones explosivas en una caja rodeada de C-4, lista para hacer explotar la mente de los seguidores.
Jack aguantó todo. Fue jefe, fue subordinado, fue amigo, resagado y desestimado. Fue amante, fue la muerte, fue lo opuesto a "jugar según el manual". Bauer torturó y fue torturado, fue criticado por eso, se lo culpó incluso en nuestra realidad de inspirar a cadetes en el ejercicio de sus métodos. Generó debate político y la exposición para hacer una nueva forma de televisión, una que sucedía minuto a minuto -con un reloj que acosaba-, o de manera simultánea -con una pantalla que se dividía-. 24 y Jack Bauer se transformaron en un concepto, el que a quedado arraigado en nuestras memorias, y espero nunca se olvide. Y, bueno, si comenzamos a olvidar, aún nos queda la posibilidad de volver a revisitarlo en nuestros DVDs. Pero existió, existe y existirá ( ya que aún tenemos la posibilidad de "bauerizar" algunos amigos).
Una vez más, el rostro de Jack Bauer que se deja ver en una pantalla gigante de CTU Nueva York se desvanece entre pixeles. Corte directo a un reloj que marca 3 segundos, que marchan, en irrevocable cuenta regresiva, para llegar a cero y al corte directo a negro.
Esto se acabó, damas y caballeros. No quería ver el despunte de un espectáculo pirotécnico, si no el fin de un gran drama televisivo y, amén, que así terminó. 24 ha bajado el telón en la pantalla chica y sólo pudo hacerlo de manera épica.
Sebasfunk
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